05. EL ROMPECABEZAS
Gloria observaba atentamente la fila de cajas ante ella.
¿Cómo escoger? ¡Había tantos! Cerró los ojos por unos segundos pensando que el
azar le mostraría la mejor opción. Al abrir los párpados tenía en las manos un
rompecabezas de gatitos que jugaban con una bola de lana rosa. Lo dejó en la
repisa otra vez. Sólo de pensar las horas que pasaría encajando las piezas de
aquel rompecabezas le venía un escalofrío… Para Gloria los rompecabezas eran
algo más que un simple pasatiempo, eran una manera de encontrar una calma
mental que no podía encontrar de ninguna otra manera. Abrir una caja llena de
piezas que esperan a alguien que las encadenara era un momento de felicidad
suprema para Gloria y hoy necesitaba uno de esos momentos. Resopló porque no le
gustaba ninguno de los que había en el aparador pero cuando ya había decido
marchar, los ojos se pararon en una caja medio escondida al final de la repisa.
Parecía que hacía tiempo que la esperaba. La cogió y sonrió satisfecha. Era un
mapamundi antiguo de 3000 piezas. Había visto muchos parecidos. Sin embargo,
aquel era diferente y no sabía decir el porqué. Pagó y se dirigió a su casa
impaciente por comenzar la nueva adquisición. El sol parecía acompañarla en su
nueva alegría y los rayos la sonreían a través de las nubes blancas.
Al llegar, abrió la caja con prisas como si en aquello le
fuera la vida. Gloria respiró profundamente y
se concentró en encontrar las piezas de los bordes. Encuadrar el
rompecabezas era esencial para continuar. La tarea se complicó más de lo que
pensaba y es que todas eran de un color sepia cansado. Le recordó a su vida que
también era de color sepia cansado y en la necesidad que sentía de delimitar su vida antes de vivirla por miedo a
lo que viniera. Poco a poco las piezas encajaban y pronto tenía el cuadro que
enmarcaría aquel mapamundi misterioso y silencioso. Seguidamente, buscó los
continentes. Trozos de diferentes tonalidades de marrón que simbolizaban la
tierra que habitaba. Gloria viajaba mucho y recordó todas sus aventuras por
tierra, mar y aire. ¿Cuál sería el próximo destino? Dejó de recordar. Los
recuerdos no son más que presentes pasados que la perturbaban: aparecen sin
avisar, pinchan tu corazón y marchan cuando les viene en gana. Son como
mariposas en primavera que vuelan y no se dejan atrapar nunca.
Pieza a pieza el rompecabezas tomaba forma. Ahora le quedaba
el agua. Lo más difícil porque ya no había patrones a seguir o colores a
distinguir. Era monótona e idéntica. El océano más profundo y el lago más
pequeño tenían el mismo color, la misma forma. Su monotonía era como el agua en
un rompecabezas tan difícil de encajar. Entonces miraba la forma de las piezas.
Se las quedaba mirando abstraída con la mente atenta por si encontraba una
posible pareja y, poco a poco, de pareja en pareja, iba formando tríos y
cuartetos. Era como ir creando familias de piezas que iban creciendo
exponencialmente. Sin duda los humanos nos habíamos expandido por el mapamundi
y conquistado el mundo como aquellas piezas sin control ni medida.
El rompecabezas se conformaba lentamente encima de la mesa
del comedor. Gloria estaba absorta en su construcción como la hormiga más
azarosa del universo. Las piezas encajaban elegantemente con suavidad y sin
presión. Gloria se paró en la última pieza y un único pensamiento ocupó toda su
cabeza. La vida era como aquel rompecabezas. Todo pasa porque tiene que pasar,
porque encaja con las piezas que forman tu existencia. A simple vista parece
que nada tenga razón de ser, que las decisiones que tomas, las personas que te
acompañan en un tramo del camino, las situaciones que vives… parece que todo
sea arbitrario. Colocó la última pieza y acarició la superficie suave del
rompecabezas. Ahora todo tenía sentido, las piezas de su vida acababan de
encajar en un perfecto mapamundi que le indicaba su lugar en el mundo.
Publicación de origen:
Valors nº 92: L'Esperança (català)
Tan sencillo...
ResponderEliminarA veces hace falta leer cosas que no pretendan confundir, ni sorprender, sino explicar.
Gracias por compartirlo :)
Gracias Alicia... Vaya piropo que me has echado!!!. Me alegra que te haya gustado!
ResponderEliminarTienes una manera de narrar y mostrar las imágenes, que parece estar viéndolas.
ResponderEliminarTu relato atrapa.
Te dejo un abrazo.
Jeje, siempre me han dicho que soy muy visual en mis escritos y que mis lectores lo reafirmen y que se sientan atrapados en mi manera de narrar es el mejor regalo del mundo. Gracias y un abrazo!!
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