22. HAMBRE
Hambre. Tenía hambre. Había sido un día duro en la oficina. El estrés le comía las entrañas y, tras acabar un plato de verduras con cuscús que había dejado preparado para almorzar, abrió el congelador y sacó una pizza cuatro quesos que se reservaba para días como estos, en los que el trabajo incesante la había dejado sin energía. La pizza y el cuscús le supieron a poco y decidió comerse las sobras de la paella del lunes, que guardaba para un caso de emergencia; estaban deliciosas, aunque frías. Una vez el plato quedó vacío, sus tripas volvieron a quejarse. Armario por armario, fue devorando todo alimento que había en la cocina. Latas de conserva, patatas de bolsa, pepinillos en vinagre. El hambre seguía allí carcomiéndola por dentro. Continuó con la despensa hasta que ya no quedó absolutamente nada en casa. ¿Y ahora qué podía hacer? Seguía teniendo hambre. Decidió salir a la calle. A lo mejor un paseo le hacía matar el gusanillo. No sabía dónde lo había leído pero el sol tambi...